MEIAC El Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo está situado sobre el solar de la antigua cárcel de Badajoz, a su vez construida a mediados de los años cincuenta sobre el recinto de un antiguo baluarte militar, el llamado Fuerte de Pardaleras, levantado en el siglo XVII. Aunque ya había sido totalmente demolido cuando se construyó la cárcel, el baluarte ocupaba una posición de gran valor estratégico y constituyó uno de los emplazamientos defensivos más importantes del sistema Vauban que amurallaba la ciudad.
La “Prisión Preventiva y Correccional” de Badajoz había sido proyectada por técnicos de la Dirección General de Prisiones durante los primeros años de la posguerra, en 1941, aunque no se terminó hasta 1958. Concebida como un establecimiento a cuya construcción debían inicialmente contribuir los propios reclusos en régimen de redención de penas, la arquitectura de la cárcel respondía al modelo penitenciario de rotonda (o torre central) y naves radiales inspirado en el panóptico de Bentham.
El complejo penitenciario había sido construido con materiales cuyas carencias recordaban las que fueron propias de la época en que se edificó: hormigón armado sólo en la estructura del módulo central, muros de carga en el resto de las dependencias, cubriciones de teja árabe…Más de ciento cincuenta años después de haber sido formulados los principios característicos del panóptico benthamiano, la abandonada cárcel evocaba la ruina de aquel modelo y los restos de su máquina arquitectónica el amargo recuerdo de su función autoritaria.
El carnaval pacense goza de una extraordinaria implantación social, que se explica por la solidaridad y el impulso que surge del seno de los grupos, de las familias y de los amigos.
El Museo del Carnaval de Badajoz está concebido como un museo vivo y dinámico que muestra cómo se viven y disfrutan nuestros carnavales. Es un lugar donde los pacenses participan exhibiendo hermosos disfraces, composiciones musicales, letras ingeniosas y artefactos. Los efectos de luz, sonido y la ambientación realzan y ponen en valor el patrimonio carnavalero. Un espacio para la “memoria colectiva”, moderno, atractivo y espectacular que está situado en un edificio histórico de Badajoz: La Poterna.
Vestíbulo: Bienvenida
Toma de contacto sorprendente y llamativa, en la que los visitantes pueden “disfrazarse” gracias a unas siluetas que reproducen tres atuendos del carnaval pacense que, mediante espejos, devuelven sus imagenes transformadas.
Sector 0. Origen y evolución del Carnaval.
Este espacio nos traslada a los antecedentes paganos del carnaval (los Saturnales), muestra cómo se ha vivido a lo largo del tiempo, la evolución de las máscaras y nos permite conocer las celebraciones carnavaleras de España y de otros lugares del mundo.
Sector 1: Crónica del último Carnaval.
Al entrar en la primera sala expositiva tenemos la sensación de estar en las calles de Badajoz participando del carnaval pacense con nuestro “disfraz virtual”. El sonido, el color y el ambiente carnavalero nos llamará la atención. Es un espacio escenográfico y de proyección que muestra los momentos más espectaculares y significativos de la última edición del carnaval.
Es ésta una fiesta que invade las calles de Badajoz cada año con sus disfraces, coreografías, murgas, comparsas, coros y artefactos. Una celebración en la que se mezclan tradición, diversión, burla, ironía e ingenio.
Sector 2: El Carnaval a lo largo del año.
El segundo sector se distribuye a lo largo de dos salas expositivas. La primera nos traslada a un espacio “taller”, a un ambiente que evoca la actividad frenética, pero alegre, que conlleva la elaboración de los disfraces, las letras musicales y los artefactos. Telas, botones, pegamento, plumas, gorros, bocetos, diseños… configuran un entorno escenográfico que complementa con soportes gráficos y estaciones de audio que permiten oír relatos de los carnavaleros.
La segunda sala evoca un espacio tranquilo en el que se exhiben complementos, partes de disfraces, gorros, instrumentos de percusión, etc. En esta ocasión se tiene la oportunidad de conocer los momentos, situaciones curiosas, actividades, eventos y fiestas que tienen lugar durante la celebración del carnaval y el resto del año. Las alegres, divertidas, satíricas y burlonas canciones de las murgas pueden escucharse a través de dispositivos de audio individuales.
El Carnaval es una forma de vida y, como tal, marca la idiosincrasia y el ritmo de la ciudad. Durante todo el año, los pacenses trabajan con ilusión para conseguir que cada nuevo Carnaval supere al anterior.
Sector 3: Construyendo la Memoria del Carnaval.
En esta sala se expone una selección de los innumerables disfraces que se han lucido por las calles de Badajoz en los últimos años. La tarea no ha sido fácil dada su alta calidad. Los aquí expuestos son una digna representación de nuestro Carnaval.
Este sector se desarrolla en las dos últimas salas expositivas.
La primera es un espacio teatral y escenográfico muy potente en el que la iluminación y una serie de efectos especiales recrean una atmósfera espectacular, que realza la selección de los mejores disfraces que han participado en el carnaval pacense.
La segunda combina una espectacular ambientación que evoca una calle de Badajoz con una producción audiovisual que resume la historia de nuestros carnavales.
Sector 4: Badajoz, ciudad de Carnavales.
Para concluir, este espacio nos ofrece una historia gráfica de los carnavales de Badajoz aprovechando los documentos históricos más antiguos y una cuidad selección de las fotografías recogidas entre los diferentes grupos de carnavalerios y los archivos particulares y públicos de la ciudad.
SALA I
Museo de la Catedral Metropolitana de Badajoz. La existencia de un alfar islámico (siglo X), recién descubierto, confiere a este espacio una importante dimensión arqueológica, a la que no resultan ajenas las espléndidas veneras visigodas (siglo VII) que se acomodan en el mismo; pero cabe señalar que, si el alfar identifica al referido espacio como zona industrial de la ciudad islámica, las veneras no afirman la existencia de un anterior edificio visigodo, ya que pueden ser piedras traídas de algún otro lugar.
En esta sala ofrecemos también los datos principales a cerca del origen y extensión primera de la diócesis pacense hasta el siglo XIX, así como la planta de la Catedral de San Juan Bautista en los sucesivos momentos de su edificación, a partir del siglo XV, cuando comienza a abandonarse la antigua “See de Santa María” en el recinto de la Alcazaba islámica. Algunos documentos medievales ilustran uno y otro suceso.
SALA II
En toda Catedral se desarrolla una variada actividad litúrgica. Puede decirse que ella representa, bajo la presidencia del Pastor de la Diócesis, el lugar por excelencia de la celebración de los Sacramentos de la Iglesia. En la Catedral tiene también lugar la consagración del Crisma y la bendición de los Óleos, precisos para la celebración del Bautismo, las Sagradas Órdenes, la Unción de los enfermos… El canto coral de la Horas litúrgicas y la celebración solemne de la Santa Misa son, por otra parte, actividades diarias del Cabildo o corporación de canónigos de la Catedral.
Aunque se reiteren en las estancias del Museo diversas piezas de platería reservadas para el culto divino o algunos ejemplares magníficos de libros de corales, hemos seleccionado en este espacio un conjunto de objetos de diversos siglos, labrados en materiales nobles y relacionados con la celebración de la Santa Misa (vinajeras, cáliz, copón, los ya en desuso portapaces, etc.), con la veneración eucarística (custodia, naveta, incensario), con la misa crismal y otras ceremonias. Si una pequeña mesa de altar, recientemente revestida, quiere simbolizar la centralidad del altar en la liturgia cristiana, la contemplación de alguno de los suntuosos frontales con los que se adorna dicha mesa nos confirma la idea.
SALA III
La época relativamente moderna durante la que se construyó la Catedral de San Juan Bautista, como hemos indicado (Sala I), explica, en alguna medida, el por qué no existen en la misma obras artísticas de carácter plástico anteriores al siglo XVI. Las primeras muestras de pintura que pueden contemplarse en esta Sala pertenecen a dos de la Capillas de esa misma centuria; se trata de las dos tablas, el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada y La Anunciación, que pertenecieron al políptico de la capilla de la Encarnación, datables en los inicios del siglo XVI, y del pequeño Retablo de las Tribulaciones de Nuestra Señora, tríptico de hacia 1530, que originariamente albergó la capilla bautismal. Son obras que nos recuerdan el reciente ornato del templo catedralicio, conforme avanza la fábrica del mismo hacia su conclusión. Momento cumbre de ese ornato se alcanza en los comienzos de la segunda mitad del siglo XVI, como puede advertirse con las soberbias muestras del pintor Luis de Morales, apodado el Divino, de la que destacamos su Piedad (1553), primera en la larga serie que efigiaría el genial artista.
En otras Salas (V y VI) se podrán contemplar las singulares obras de los siglos XVI al XVIII que vinieron a incrementar el ornato del templo con una variada iconografía religiosa, de carácter devocional. Muchas de estas obras se deben a la donación o al mecenazgo de los propios obispos diocesanos, del clero catedralicio o de fieles laicos de la ciudad. Como rico muestrario de tales donaciones, que también contribuyeron al ornato del templo y de otras estancias de la Catedral, se visionan en esta Sala los sin par marfiles filipinos de mediados del siglo XVII (San Miguel Arcángel y San Juan Bautista) y una reducida, pero bien importante colección de pintura sobre cobre.
SALA IV
La generosa donación del pintor y muralista Julián Pérez Muñoz (Badajoz, 1927) de los bocetos de los murales y retablos pintados para diversas iglesias de la Provincia en los años cincuenta y sesenta, así como de los estudios y bocetos para el Vía Crucis de la Catedral, suponen la incorporación a los fondos antiguos del Museo de obras del mejor arte religioso del siglo XX, dentro de una figuración ya renovada. De algún modo esta Sala se convierte en punto de diálogo con las mejores obras del pasado, que el propio paso del tiempo se encargó de seleccionar, y con las que puntualmente se pueden ir incorporando del inmediato futuro.
SALAS V-VII Y CLAUSTRO
A las Salas del Museo que ya existían (semisótano de la nueva Sala Capitular, de finales del siglo XVII; antigua Sala Capitular y Contaduría, de la primera mitad del siglo XVI), les asignamos la numeración V, VI y VII. Desde la antigua Sala Capitular se accede al luminoso Claustro (1500-1520), obra singular en su género, atribuida a maestros lusos.
El contenido de las mismas apenas ha experimentado cambios desde el montaje de 1992, salvo el traslado de las obras de Morales y algunas otras de carácter suntuario al nuevo espacio; obras que han sido sustituidas por otras interesantes muestras recuperadas de los fondos catedralicios o recibidas por donación y depósitos, incrementándose, por estos capítulos, el número de obras expuestas. En este sentido, sigue teniendo validez la breve Guía del Museo de la Catedral de Badajoz que nos avisa en la Sala V de la maravillosa Madonna con el Niño del discípulo de Donatello, Desiderio de Settignano, o de las obras del pintor Palomino, como su celebrada Inmaculada; en la Sala VI permanece la Inmaculada orlada de flores, que la crítica más exigente no duda en atribuir al pintor de las flores, Juan de Arellano, y en la Sala VII, la Custodia procesional, obra importante de la platería vallisoletana de mediados del siglo XVI, que debemos al platero Juan del Burgo. En el ándito amable del Claustro la pintura de gran formato adorna sus muros con señaladas muestras del madrileño Antonio de Monreal (primera mitad del siglo XVII), del granadino Pedro Atanasio Bocanegra (segunda mitad del siglo XVII) y del sevillano-badajoceño, Alonso García de Mures (primera mitad del siglo XVIII).
Su visita concluye en el espacio luminoso del Claustro; pero todavía le invitamos a que, desde el mismo, entre en la iglesia Catedral. Aunque en ella puede admirar piezas tan importantes como la sillería coral, de mediados del siglo XVI, o el exuberante y barroco retablo mayor (1717), le animamos a que valore, sobre todo, el silencio, la quietud y la paz, condiciones óptimas para la reflexión y la oración personal.
Los Edificios del Museo
En enero de 1920 se inauguró el Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz , utilizando unos salones del Palacio de la Diputación; en estos momentos iniciales los fondos del Museo estaban constituidos por 58 obras. Durante estos 78 años de historia el incremento de su patrimonio a través de adquisiciones, donaciones , legados y depósitos ha sido una actuación constante y exitosa.
El incremento progresivo y continuado de los fondos movió a la Diputación Provincial a adquirir una casa palacio de finales del siglo XIX en la C/ Meléndez Valdés, a donde se trasladó el Museo en 1979. Cuando este inmueble resultó nuevamente insuficiente la Diputación adquirió otros colindantes; entre ellos el que, con entrada por la C/. Duque de San Germán, comunica por la parte posterior con el Museo antiguo, lo que ha permitido una conexión y una ampliación que supera los 2.000 m2. Esta segunda casa palacio, también de finales del siglo XIX, entrada actual del Museo, es un rico inmueble que contribuye a embellecer la institución museística y a duplicar sus espacios expositivos.
En relación con el continente del Museo es obligado referirse también a las tres plantas de ambas casas palacios, pues definen las características de la circulación en su interior, imponen un recorrido y un orden al visitante, determinan en gran medida la exposición y exhibición de las piezas. En este sentido el Museo ha hecho un esfuerzo por armonizar convenientemente la arquitectura y la decoración interior con la distribución de los fondos.
Los Fondos
Desde las 58 obras iniciales los fondos del Museo se han incrementado hasta alcanzar en la actualidad más de 1.200 piezas de pintura y escultura, que representan a más de 300 artistas.
Aunque los fondos pertenecen en su mayoría a los siglos XIX y XX, sin embargo, la colección antigua es bastante representativa se registran obras de Morales, tablas del desaparecido retablo mayor de Casas de Don Pedro, dos tablas de Zurbarán correspondientes a otro retablo de Llerena, atribuciones de Caravaggio y de Corregio, un tríptico flamenco de la Adoración de los Reyes Magos, etc.
Del siglo XVIII extremeño el Museo cuenta con obras de José de Mera y de dos familias pacenses destacadas: Los Mures y los Estradas. A nivel nacional pueden citarse tres aguafuertes de Goya.
La gran riqueza museística se centra en los siglos XIX y XX. A nivel nacional destacan pintores de la talla de Antonio María Esquivel, Casado del Alisal, Carlos Haes, Eduardo Rosales, Eugenio Lucas Villamil, Rogelio Egusquiza, etc.
La pintura extremeña decimonónica está representada fundamentalmente por dos grandes nombres: Nicolás Megía y Felipe Checa, con elevado número de obras que confiere al Museo cierto carácter monográfico. En escultura destaca Aurelio Cabrera.
La pintura costumbrista extremeña del siglo XX está bien representada en las salas dedicadas a Eugenio Hermoso, Adelardo Covarsí y Pérez Jiménez.
Con más de cien obras, el Museo de Bellas Artes es auténticamente monográfico del escultor Pedro Torre Isunza. Enrique Pérez Comendador, Gabino Amaya, Mauricio Tinoco y Juan de Ávalos, entre otros, completan el panorama escultórico regional de este siglo.
Otros pintores de la primera mitad de este siglo con obras representativas son Carrasco Garrorena, Aparicio Quintana, Juan Caldera, Moreno Márquez, etc.
En la segunda mitad de la centuria actual se encuentran Amador Purificación. Eduardo Acosta Palop, Rogelio García Vázquez, Bonifacio Lázaro, Timoteo Pérez Rubio y Antonio Juez Nieto.
En el panorama de la pintura extremeña actual, se exhiben obras de Godofredo Ortega Muñoz, Juan Barjola, Eduardo Naranjo, Juan José Narbón, Jaime de Jaraiz, Cañamero, Pedraja, Silveira, Poblador, etc.
Junto a la pintura extremeña aparecen algunas muestras de la pintura española como los dibujos de Federico García Lorca y Rafael Alberti, y los grabados de Picaso y Dalí.
El Museo de la Ciudad de Badajoz “Luis de Morales” surge como un espacio innovador en nuestro territorio puesto que pretende convertirse en guía para el conocimiento, divulgación e interpretación del pasado, presente y futuro de la ciudad de Badajoz.
El Museo se estructura sobre la llamada Casa Luis de Morales ubicada en la calle San Pedro de Alcántara, en pleno Casco Antiguo de la ciudad e incluye en sus instalaciones un edificio anexo de nueva planta.
En el piso bajo de este anexo se abre una sala de exposiciones de 400 metros cuadrados con entrada desde el Museo y acceso directo desde la nueva Plaza que corona el aparcamiento subterráne. Esta sala de exposiciones alberga los acontecimientos cotidianos y de interés para la ciudad como un complemento vivo y actualizado de los contenidos del Museo. El Museo incluye en su entrada recepción, espacio previsto para servicios didácticos y atención a grupos. En una primera sala denominada “Sala Luis de Morales” se resumen con un audiovisual y paneles informativos toda los contenidos del Museo, su estructura en salas temáticas y recursos expuestos. Esta sala se complementa con un espacio dedicado a Luis de Morales. Aunque la mayoría de los autores sostiene la nula relación entre esta casa y el magnífico pintor, popularmente el edificio es conocido con ese nombre por lo que se muestra un interactivo e información dedicada a la propia casa, a Luis de Morales y a su obra. La siguiente sala se denomina “5000 años de historia”, con ella se pretende contextualizar los acontecimientos ocurridos en ese período en la ciudad de Badajoz a través de un gran cronograma que los relacionará con otros acontecimientos ocurridos en España y en el Mundo a fin de situar esas efemérides frente a hechos históricos conocidos. Esta sala se continúa con el espacio denominado “Badajoz antes de Badajoz” en la que se muestran los primeros tiempos de la ciudad de Badajoz, desde la prehistoria hasta su fundación islámica. Este espacio se configura en tres ejes de información: Prehistoria, Protohistoria y Roma y la Antigüedad Tardía. Batalyaws, la fundación islámica de la ciudad y los reinos de taifas configuran el siguiente espacio en el que se recrean datos relativos al nacimiento oficial de Badajoz, su esplendor cultural, político y religioso así como la creación de los principales elementos arquitectónicos que sentaron las bases del actual trazado de la ciudad: Alcazaba, murallas árabes y primer trazado urbano.
El Museo Arqueológico Provincial se fundó en el año 1867. Su objetivo a lo largo de la historia ha sido y es conservar, investigar y dar a conocer la arqueología de la actual provincia de Badajoz.
Presenta un panorama de la historia del territorio desde la primera presencia humana en el Paleolítico Inferior hasta el siglo XVI d.C. a través de una excepcional colección de piezas arqueológicas únicas en la Península Ibérica. Es uno de los museos más visitados de la ciudad.
Además de la exposición y comunicación de sus fondos a la sociedad, el museo dedica una parte importante de su actividad a prestar otros servicios como son la conservación, ordenación y documentación del patrimonio arqueológico provincial; el apoyo a la comunidad educativa, y la investigación de sus fondos.
A lo largo de su existencia ha tenido varias sedes y montajes. En la actualidad ocupa el palacio de los Condes de la Roca en el interior de la Alcazaba de Badajoz. Este edificio fue erigido a partir del siglo XVI, y ha sido muy restaurado.
La Alcazaba, declarada Monumento Nacional (hoy Bien de Interés Cultural) en 1931, es una de las mayores en su género en España. Se empezó a construir en el siglo IX por Ibn Marwan y a lo largo de los siglos ha sido ampliada y modificada. Una parte importante de lo que hoy está en pie debe datarse en el siglo XII al ser de construcción Almohade.
El Museo es de titularidad estatal, de gestión transferida a la Junta de Extremadura.